Después de una intensa conversación sobre la evolución de su enfermedad, nosotros analizaremos con un examen de 6 horas de duración, como su cuerpo reacciona bajo estrés y relax. En otro análisis, queremos ver, cómo su cerebro procesa el dolor y qué método podría ayudarle a alcanzar la capacidad de frenar el dolor crónico.
Para alcanzar este objetivo, recibirá estímulos eléctricos de corta duración en su pulgar y su anular, a través de pequeños electrodos. Usted decide lo fuerte que pueden ser estos estímulos, que no duelen o son de una intensidad moderada y que llevan a una momentánea subida de la presión sanguínea. De estos estímulos, se elegirán tres (uno de los cuales no duele). Usted recibe alternativamente estos tres estímulos, cada cinco segundos, durante ocho minutos en sus dedos anular y pulgar. Esta estimulación se le dará en función de su latido del corazón. La estimulación sube la presión durante un corto tiempo en la arteria carótida así como en los denominados baroreceptores, que durante su enfermedad y a través de mucho estrés, se han cansado y se vuelven a despertar. Estos receptores son como una puerta secreta entre su cuerpo y su cerebro y pueden pasar señales entre ellos, especialmente al cerebro troncal, donde se realiza la inhibición de sus dolores fibromiálgicos. Cuanto más frecuentemente se activen estos baroreceptores a través de la estimulación, más rápidamente su cerebro recibirá la información de inhibir el dolor y, con el tiempo, se hará cada vez más efectiva. A través de la estimulación no sólo se reducirán sus dolores sino también la presión sanguínea, que habitualmente está demasiado alta, y la ansiedad, que muchas veces acompaña al dolor.
También la calidad del sueño mejora, y de nuevo podrá dormir más relajado y durante más tiempo. Para conseguir una reducción o eliminación duradera del dolor, se combina la estimulación o bien con entrenamiento cardiovascular o bien con una terapia del dolor psicológica para que en otras áreas del cerebro, responsables de la inhibición de la tristeza y del desamparo, de pensamientos catastróficos y hábitos que incrementan el dolor aunque no se quiera. Todos estos sentimientos y conductas son, desgraciadamente automáticos, aprendidos por los dolores crónicos. En la terapia del dolor psicológica se puede replantear y volver a aprender con el objetivo de actuar sanamente.
En el entrenamiento vascular, Usted se entrena para activar los baroreceptores a través de la respiración.