Nuestro enfoque para el tratamiento con SET

Un día en la clínica reumatológica de Berlin-Buch dice un paciente después de un entrenamiento autogénico: Tenemos la obligación de sentirnos bien. La paciente tenía 83 años y estaba en la clínica por un reuma muy doloroso debido a su vejez (LORA) y que había sobrevivido a un campo de concentración en Auschwitz. Ella describía su vida como feliz.

Ya desde hace más de 60 años, es conocido que el dolor no precisa de un deterioro o daño del tejido para poder desarrollar los síntomas tan conocidos. La razón para ello, para que nosotros sintamos el dolor, se encuentra en la memoria del dolor, en una red de varias áreas del cerebro que se comunican entre sí. Funcionan como en una teleconferencia, en la cual varios participantes se comunican entre sí y donde cada uno puede escucharse. Ahí hay un teléfono que almacena los tipos de dolor sensorial, si quema, si es punzante, o si es fuerte. El segundo teléfono almacena nuestros pensamientos que se generan a través del dolor, como por ejemplo: “ya empieza esto otra vez”. Hay un tercer teléfono que graba nuestros sentimientos, si estamos desamparados, tristes o si estamos enfadados. Y el cuarto teléfono guarda cómo nos comportamos, si gemimos, si nos duele, si tocamos la parte que nos duele, si tomamos más medicamentos de los que, realmente, necesita nuestro cuerpo o, si dejamos de hacer una actividad por miedo a que ésta nos cause más dolor. Estos tipos de comportamiento los llamamos hábitos de dolor, al contrario de los hábitos sanos que nos permiten alcanzar nuestras metas, a pesar de los dolores.

Al principio de la enfermedad, el teléfono sensorial es el jefe del Ring. Sentimos un dolor agudo, como por ejemplo el dolor de muelas y en seguida vienen pensamientos y sentimientos como por ejemplo: “¡Vaya mierda!, ¿Qué hago yo ahora? ¿Quién me puede ayudar? ¡Qué putada! ¡Cómo duele!” y al final somos valientes y vamos al dentista. Para los dolores agudos, el teléfono sensorial está especialmente activo, mientras que los otros tres teléfonos están menos activos y solamente reaccionan en función del teléfono sensorial.

Con el dolor crónico, conforme avanza la enfermedad, se genera una mayor actividad en los otros teléfonos. Se puede decir que cada vez están más al mismo nivel. Así se explica, desde un punto de vista psicológico, por qué el sentimiento de miedo o de una situación estresante en donde hay que imponerse (o el simple pensamiento en el dolor) puede intensificar nuestro dolor. Los pensamientos catastróficos, el miedo o la angustia intensifican los dolores crónicos.

Cuando las conexiones entre los teléfonos se separan o se borran el dolor ya no se percibe. Usted habrá experimentado que el dolor no es siempre el mismo y que lo siente menos o, que a lo mejor ya no lo siente para nada, si está concentrado en otra cosa. Esto es porque no hay comunicación entre los cuatro teléfonos.

Nuestro tratamiento –la SET- consiste por un lado, en el entrenamiento psicológico de extinción que ha sido desarrollado por Herta Flor y Niels Birbaumer, dos de nuestros científicos de dolor más importantes (originalmente se había desarrollado para pacientes con dolores crónicos de espalda y nosotros lo hemos adaptado para pacientes de fibromialgia) y por otro lado, se da la estimulación eléctrica (dependiendo del latido del corazón) que activa los baroreceptores en el cerebro troncal. Ahí hay un núcleo que es el responsable de que su presión sanguínea, su miedo, sus dolores e incluso de que su producción de azúcar se frene. Antes del entrenamiento, este núcleo está poco activo ya que recibe insuficiente información de los baroreceptores. Nuestra terapia de estimulación los despierta de nuevo y así este núcleo de su cerebro troncal recibe las informaciones necesarias para activarse de nuevo y disminuir el dolor. Ya que el cerebro troncal comunica también con los otros tres teléfonos (pensamientos, sentimientos y comportamientos) a estos también habrá que tenerlos en cuenta. De otra forma, estaría influido de forma negativa por los pensamientos de dolor, los sentimientos que se refieren al dolor y los hábitos del dolor. Para poder influir estos tres teléfonos necesitamos el entrenamiento psicológico de extinción. Si conseguimos que los pensamientos catastróficos se conviertan en pensamientos activos, si el dolor se convierte en valentía y vemos nuevas cosas, el comportamiento de evitación se convierte en un comportamiento saludable, entonces las conexiones entre los teléfonos de dolor se borran. El dolor crónico ya no se puede percibir.

Para que Usted se pueda encontrar de nuevo a gusto nos gustaría ayudarle a través de nuestra terapia SET.